
Rubí camina por las calles
atravesando la noche con su falo escondido
entre una tanga de bershka y unos jeans destellantes
su carne caliente
arrastra el miedo
transpira el rencor
humedeciendo sus prendas femeninas
Rubí se moja con la lluvia de hormonas sexuales
que gota a gota caen del cielo citadino
entre los autos que se alejan
ella brinda orgasmos satisfechos
que mueren al llegar a casa
con la carne retorcida
Rubí es una junkie
que pasa sus días a contracorriente
excluida
por una sombra ciega
que vive debajo de los puentes vehiculares
Rubí es una junkie de ideas calientes
que atascan su cerebro
psicoanalizando el vicio de la autodestrucción
la oscuridad degrada su mente
ella sólo vive por drogas y sexo
Hace dos años
Rubí suplicaba de rodillas a un poeta experimental
que no se fuera
con un arma sobre la sien
[pistola en forma de humo, lata de refresco y cocaína]
El poeta se fue
Hoy la recuerda
Pero
Hoy Rubí
no necesita poesía
ella es más fuerte que las imágenes
más rápida que las palabras
más útil que la expresión poética
en el centro de su cuerpo esconde una caja repleta de lujuria
que no se llena con metáforas
ella sólo necesita
un cuarto de hotel y piedra
Hoy el poeta
no necesita escribir poesía
sus letras son más débiles que el alma de la Ciudad de México
lentas como el tránsito de autos a la medianoche
inútiles como las putas un domingo en la mañana
en el centro de su cuerpo esconde un sentimiento lejano
que no se llena con metáforas
él sólo necesita
esperar la llegada de Rubí a las cinco de la mañana.
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