martes, 21 de abril de 2009

En el mar de Vallarta



Huimos de la Ciudad de México con un despegue que fue un descenso a los infiernos.
En Vallarta el calor heló nuestra piel convirtiéndonos en esculturas congeladas sobre la playa. De mañana caminamos entre las calles vacías con lluvias de miradas, sintiendo que el cántaro de nuestro amor se podría llenar con el agua del Pacífico. Por la tarde nos fumamos una cajetilla de besos; interminables caladas inundaron nuestro interior. De noche bebimos pasión, la bailamos al ritmo de Laura León. Tú me preguntaste “¿Es verdad que la pasión es diurética?” No te respondí porque no sabía la respuesta. El exceso se ocupó de trasladar nuestros cuerpos a la arena de aquel mar, del mar de Puerto Vallarta. Dormía y una punzada en la cabeza me regresó a la realidad y me hizo conocer la respuesta. Tú aún dormías, te desperté y te dije: “Sí. La pasión y el amor son diuréticos, esta madrugada los he desechado entre orines (y vómito), mas queda la resaca, pero como buen borracho que soy, embriaguémonos de nuevo que aún nos quedan dos días de amor en la hielera”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

DEJA DE ESCRIBIR. DAS PENA AJENA. AMIGUITO. PARA SER ESCRITOR HAY QUE SERLO, NO INTENTAR PARECERLO.QUE MIERAD DE TEXTOS Y QUE MIERDA DE SITIO.

Anónimo dijo...

Y SI ESCRIBI MIERAD Y QUE? el que yo sea una pendeja que se equivoca no ye hace mejor escritor, ojala y que algun dia aprendas algo de la vida